Desde hace casi dos años, los jesuitas en España han hermanado el 500º aniversario de la batalla de Pamplona, en la que Ignacio fue gravemente herido, con una oportunidad para la reflexión, incluso para la renovación espiritual. De España surgieron las primeras ideas de imágenes, logotipos y proyectos unificados bajo el nombre de “Ignatius 500”. En todas las Provincias de la Compañía, la gente vive ahora de este impulso. Nos reunimos con José María Olaizola, Secretario de Comunicaciones de su Provincia – y también superior de una comunidad jesuita en Madrid además de consultor del Provincial de España – para hablar del Año Ignaciano.
José María Olaizola, ¿qué importancia le da a este proyecto, personalmente y como responsable de los servicios de comunicación en la Provincia?
El proyecto tiene unas posibilidades enormes, en tres sentidos. Por una parte, al mostrarnos una lectura creyente y esperanzada de las heridas, en la vida de Ignacio, en la espiritualidad ignaciana y en el fondo en la experiencia del cristiano. Es, además, una ocasión para dar a conocer el itinerario de Ignacio a muchas personas que lo desconocen y que podrían quedar seducidas por una vida que, pese a los siglos de distancia, no es tan diferente a nuestras vidas aceleradas y con mucha incertidumbre. En tercer lugar, puede ser un aliciente para dinamizar actividades, presentaciones y poder renovar no solo la mirada, sino algunos discursos.
En cuanto a la comunicación, quien está liderando toda la comunicación relativa a Ignatius500, haciendo un trabajo magnífico, es Elena Rodríguez-Avial. Ciertamente ésta es una oportunidad de visibilizar la creatividad. Lo que me parece más interesante es no sólo el que podamos ir contando lo que se hace, sino también el experimentar las posibilidades de la red para el intercambio de materiales y experiencias, de modo que no necesitemos multiplicar propuestas, sino hacerlas lo más universales posibles. De algún modo, éste es el primer centenario ignaciano del mundo en red. En ese sentido, la página Ignatius500 de la Provincia de España me parece que está bien encaminada, y ojalá sirva mucho.
¿Qué le motiva especialmente?
El que podamos de verdad dejarnos sorprender. Quizás éste es un momento de “herida” en la Iglesia, en la Compañía, y en la sociedad. Normalmente siempre vamos con todas las recetas bien aprendidas y las soluciones ya asumidas. Y lo que la conversión de San Ignacio nos muestra es que ése no es el camino. Más bien, deberíamos aprender de este Ignacio que se deja desinstalar y termina donde nunca hubiera imaginado.
¿Cómo piensa que la gente, los jesuitas y los miembros de la familia ignaciana, serán alcanzados y tocados?
En cuanto a los jesuitas, no sé qué responder. En esta Compañía creo que hay gente para todo. Así que habrá quién no se deje tocar y habrá quien tal vez pueda empezar a “ver nuevas todas las cosas en Cristo”. Y en el medio, un amplio abanico de actitudes: acogida, colaboración, curiosidad… En cuanto a la familia ignaciana, ésta es una ocasión para hablar de espiritualidad desde una perspectiva diferente. Salir del lenguaje que ya tenemos domesticado, y partir de algo a lo que no hemos prestado tanta atención antes, como es esa herida que tiene tantas evocaciones.
El testimonio de Elena Rodríguez-Avial, coordinadora de la Oficina de Comunicación de la Provincia de España
Lo que más me anima y me alienta en esta tarea de comunicar el Año Ignaciano es dar a conocer más y mejor la espiritualidad ignaciana. Creo que en ella muchos hombres y mujeres encuentran un camino para comunicarse con el Creador y para trabajar por un mundo que sea mejor para todos. La mayoría de las iniciativas que la Provincia de España ha preparado tienen como fin promover esta espiritualidad, en distintos ámbitos y desde variadas perspectivas. Ojalá lo consigamos.